Sin duda alguna, la herramienta del Dictamen Fiscal es una pieza importante dentro de la legislación tributaria y fiscalizadora en México debido a que en un solo documento se concentra la información contable-fiscal de un contribuyente; esto, ya revisado por un Contador Público Certificado con Registro por parte del Servicio de Administración Tributaria (SAT) y de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). No hace mucho, se celebró el 8 de septiembre del 2011 el quincuagésimo (50) aniversario de esta herramienta llamada Dictamen Fiscal y para conmemorar este evento se presentó una moneda conmemorativa. Desde 1959 que se crea la Dirección de Auditoría Fiscal Federal, surge el Dictamen Fiscal.
En las reformas fiscales ya aprobadas y que entran en vigor el 1º de enero del 2014, se encuentra la de volver opcional el Dictamen fiscal y limitando este beneficio a contribuyentes que tengan ingresos por arriba de los 100 millones de pesos, activos superiores a 79 millones o un mínimo de 300 empleados en cada mes; por lo que llama la atención esta modificación debido a que es una herramienta fiscalizadora importante y más nos llama debido a que si se vuelve opcional ¿para qué ponerle límites a una opción? En el “cabildeo” del Congreso se propuso que los ingresos para volverlo opcional fuera de cincuenta millones de pesos; pero esto no sucedió, aun y cuando había reservas y discusiones sobre este punto del Dictamen Fiscal al volverlo opcional dado a que un gran sector (bloque o grupo) dentro del Congreso no lo acepto. Votaban sin prestar atención. Esto chocaba con las propuestas (e iniciativas) de meses atrás por parte del Congreso de disminuir el monto de ingresos para estar obligado a dictaminar para que más contribuyentes cumplieran con esta obligación: hacer más grande el universo de contribuyentes fiscalizados con el objeto de obtener más recaudación y a un menor costo al fisco.
Por lo que su limitación podría afectar la recaudación (18 mil millones de pesos) ya que no es solo lo obtenido en materia de recaudación en la fecha de presentación del dictamen fiscal, sino TODO el periodo que se estuvo enterando al fisco federal ya que muchas veces las correcciones por parte de auditoría se dan durante el desarrollo de ésta y no sólo al final. La mayoría de los dictámenes por lo general salen sin observaciones o grandes diferencias a enterar debido a que el contribuyente se “autocorrigió” para cumplir correctamente con el fisco vía el dictamen; o sea, se trabajó durante TODO el año para que “logre su estrellita” de contribuyente cumplido. Por eso se desvirtúa el Dictamen Fiscal al no tomar en cuenta TODOS estos logros ya que sirve de filtro para verificar el correcto cumplimiento por parte del contribuyente.
Hay que considerar también la pérdida valiosa de información que se generaría ya que por ejemplo, las operaciones contables se registran en base a normas de información financiera (NIF) y no necesariamente tienen efectos fiscales (arrendamientos, nóminas, depreciaciones, costo de venta, anticipos, etc.), por lo que el dictaminador evalúa todo lo anterior dado que cada caso es distinto. Recordemos también que el Dictamen Fiscal sirve para información bancaria (préstamos, líneas de crédito) para los proveedores, accionistas, concursos, etc.
También dentro de las reformas se tiene el de quitar el registro a los dictaminadores por tres años si de las contribuciones presentadas en el Dictamen se determina una diferencia superior al 15% de la que determine la autoridad. Un dictamen fiscal varía el costo según el tamaño de la empresa: pequeña de 50 a 100 mil pesos: mediana de 100 mil a 500 mil y grandes arriba de 500 mil pesos; pero los beneficios que dan esta para el contribuyente son mayores.
Ya hay mesas de trabajo entre el SAT y contadores para revitalizar el dictamen fiscal, dado que es necesario darle cierta frescura y que ayude en este nuevo proceso electrónico de auditorías; por lo que uno de sus principales objetivos es optimizarlo.
Menciona el Jefe de SAT Aristóteles Núñez: “La mesa de trabajo va en el sentido de lograr regresar a esa figura del dictamen fiscal, la verdadera génesis que le dio origen: que permita obtener, con garantía y confianza de parte de un tercero que ejerce la profesión contable, un dictamen en el que indica que el contribuyente cumple con sus impuestos”. Recordemos que el universo de dictámenes fiscales es 90 mil y la autoridad cuenta con 9 mil auditores; la fuerza fiscalizadora del Dictamen Fiscal son los 60 mil contadores que dictaminan y se encuentran en los Colegios profesionales donde se les obliga a mantenerse actualizados y dándoles sus constancias respectivas.
Estaremos viendo en el próximo periodo ordinario del 2014 del Congreso el retorno del Dictamen Fiscal aunado a los trabajos que se están realizando con miras al 2015. Por lo que tendremos un nuevo y revitalizado Dictamen Fiscal con el que se podrá trabajar de manera conjunta con la autoridad. Obviamente vendrán cambios no sólo en el Dictamen Fiscal sino en la forma de trabajar de los Colegios del IMCP, federadas, SAT y SHCP. Uno de estos será la certificación (tanto general como por disciplinas), la Norma de Educación Profesional Continua, los exámenes de certificación, los registros, la Norma de Control de Calidad, etc.